"Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida."
Arthur Schnitzler (1862-1931) Dramaturgo austríaco.
No hay nada en estos ojos inundados en olvido, los mismos que han observado como el tiempo se ha atrevido a robarse cuanto sueño que han tocado sus pupilas…. En estos ojos tristes no hay nada… Sólo queda la llegada de un beso tuyo constante que calma en un instante mi alma tan desgarrada.......
No hay nada en estas manos que han curado tanta herida, y han cuidado rostros suaves y han peinado canas vivas, Las que han cocinado hasta las esperanzas cuando no hubo nada más para ponerle a la panza… En estas manos no hay nada Sólo quedan tus caricias y el dulce contacto tierno de tu oscura piel encendida, cada roce con tu cuerpo, cada curva aprendida, en mis manos tengo el mapa de tu anatomía abatida...
No hay nada en estos labios; que no tienen memoria... que no recuerdan otros roces ni otros besos ni otras glorias, No hay nada más en ellos que el contacto con los tuyos: la remembranza de ese beso que florece del capullo como rosal espinado que clava pero fascina... ¡tus besos tan añorados se me clavan con sus espinas!… No hay nada más que tu boca acercándose a la mía dentro de estos labios que cantan tus amores en aljamía…
No hay nada más en mi vientre (que antes ya fue habitado), Tengo las flores que has puesto en los vacíos del pasado, y un nido hecho de seda y adornado con nardos donde crecerá el cuerpecito de nuestro hijo deseado… Sólo está el gran deseo de albergar tu semilla y que crezca dentro mío como vinagre en una agrilla… En el seno de mi vientre tengo espacio para la vida, y dos pechos que la alimenten, y una canción de cuna colorida, y un corazón para quererte, y dos manos que te acarician, tengo dos ojos para mirarte y un deseo que te codicia… Yo tengo labios para nombrarte hasta en las noches más oscuras, y fortaleza a acompañarte en bonanzas y flacuras…
En fin… nada tengo que ofrecerte solo el sueño del amor, y mi compañía paciente, y tu nombre en mi clamor,
Hay algo en tí, Alma mía... ... Una luz nívea en tus ojos cuando me miras, Un trinar de golondrinas en tu lengua cuando me nombras, una sensación de desnudez cuando me admiras... una pálida sonrisa cuando te alejas, un viaje en una nube cuando me abrazas, un cielo colorido cuando regresas....
Porque Tú tienes algo, Amor Mío, dos fuertes brazos que me abrazan cual si fueran ligas me sujetan... y una mirada dulce que empalaga tienes tus silencios que me inquietan, tienes un misterio que me encanta.... tienes lo que mi vida completa...
Y es que hay algo en tí, Sueño Mío, que me levanta como polvo en huracanes, porque resurjo de oruga a mariposa entre las llamas de tus activos volcanes, porque soy greda fresca en tus manos, porque soy leña seca en tu hoguera.... porque me entrego completa en el momento que quieras....
....Tu tienes algo, Sol Naciente, que hoy ilumina mis mañanas: ¿será la dicha de tenerte.... .... Será la forma en que me amas...?
En las cumbres altas del Sur del Mundo una tejedora de ilusiones se apronta para la labor del día a la sombra de sus pasiones. Despierta apenas despunta el alba con los ojos llenos de llovizna y el corazón que sangra herido a tejer con la hilada brizna… Y a través de los cristales se le escapa la mirada a los Alpes Cordilleranos; caminando en su ensenada….
Ahí va su alma en pena tras el amor tan lejano, cabalgando en las tristezas de este amor tan sobejano…. Va a enjuagar su llanto a los brazos de su amante presurosa vuela su alma donde hay amor abundante… -¿Cómo estás hoy, amor mío… … te han hecho falta mis abrazos? ¡Yo no puedo vivir un segundo más con tus migajas, tus pedazos!...- -¡Qué pedazos, pequeñita ni no vivo sin tenerte! me consumo en la agonía de saberte mía y no verte…-
Y se miran inocentes con las almas desteñidas ya cansados de tanta espera, tantos adioses y partidas, La tejedora busca sus brazos que la protegen del frío y mientras se duerme en su regazo su amante llora mares y ríos… La hora se aproxima de volver con su tejido…. …. Y seguir hilando esperanzas para hacer de novia un vestido….
-Algún día seré tuya- susurra la tejedora Él se queda en silencio imaginándola su Señora… -Nunca van a faltarte besos (responde) abrazos tendrás de sobra… ¡Y ella pierde el aliento cada vez que El la nombra! -Te amo tanto, Sol mío, eres el rey de mis horas…. Y amando se va el amante… Y tejiendo, la tejedora….
Ya llega la luna menguante al cielo de negro rostro y sueña despierta la niña luego de beber el calostro de los besos de su amante, dulce néctar nutritivo que emborrachada mantienen su mente y su corazón, cautivo… -Ya no quiero que te vayas no quiero perderte de nuevo…- y mentalmente acaricia a su adorado mancebo….
En las altas cumbres del Sur del Mundo, donde nadie posa sus miradas, una tejedora hila sus sueños entre sus ropas abigarradas… …Ya tuvo un hombre, hace no mucho, al que le entregó la vida sin compasión mató sus sueños y la dejó medio perdida… … donde la encontró un Guerrero moreno, entristecido Hijo de Los Andes… y a punta de ternura y paciencia hizo florecer un amor tan grande que es la raíz de los sueños actuales de la triste tejedora…. ¡Sólo quiere correr a sus brazos, Sólo quiere ser su Señora!!!
Si tuviese el don de escribir poesía, creo que escribiría sobre el milagro de tus ojos: profundas fuentes nocturnas templadas, mañanero trinar de los petirrojos, los ojos en cuya mirada tibia se van a bañar todas mis esperanzas; las fuentes donde mi pasado alivia sus resquemores sin más tardanza.
Si tuviese el don de componer melodías, creo que compondría música para tus labios, los que me nombran con devoción y me liberan de los agravios, los que en su fina capa de piel rojiza sólo tienen grabadas mis palabras tañendo el corazón con cada beso que con tanto detalle artesanal labras.
Si tuviese el don de escribir un libro, creo que narraría sin dudas sobre tus manos: dos manantiales de piel ardiente; dos azules pájaros sudamericanos, manos que me hablan sobre tu vida, que tiene penas y mil trabajos, manos marcadas por las heridas, que hablan de todos tus altibajos, esas manos morenas que tanto amo, las que desea mi piel alba... ¡Si pudiese escribir, escribiría del poema de tus manos, ensueños malva!
Y si fuera mi voz dulce y melodiosa, cantaría una serenata a tu cabello que es noche eterna sin la luna, que es un resplandor sin su destello, que se desparrama enloquecido con las tormentas de Mar del Plata... El que se enreda entre mis dedos cuando la pasión me arrebata….
Mas, como no tengo dones, sólo escribo este par de humildes versos para decirte que eres lo más maravilloso que vi en todos los universos, y agradecer tu fiel compañía y ese amor tuyo sempiterno, porque eres mi verso y mi melodía, eres mi libro, y mi canto tierno.
Y el amanecer de mis días grises, y la dulce nota de un allegro… Porque haces que tu amor precise… porque te amo yo me entrego...
Tengo esperanza de que un día la dulzura de tus manos llevadas por pasiones que en mí has encontrado puedan recorrer mis mejillas buscando una caricia y sembrando las semillas de ese amor tan buscado, y que tus ojos billantes como un par de estrellas de tanto mirarme destruyan todos los recuerdos que me hieran
Quiero que, además de la ropa, al amarme vayas desnudándome de temores de pasados resquemores que otros amores me han dejado, quiero olvidar en ti el pasado y envolverme en tus caricias quiero perderme en tu sonrisa y hacer mío cada beso quiero dejar libre a la niña que en mí tengo encerrada por temor a las personas que puedan lastimarla quiero ser libre en tu prisión y creer en este sueño: quiero que te vuelvas mi dueño y quiero ser el hogar de tu corazón...
Víveme, lentamente, descubriendo cada gesto cada mirada que te he puesto, cada palabra que he nombrado, que, con devoción religiosa tendrás mi amor si me conquistas tendrás una fuente de caricias de dulzura y de detalles... ... Será tu abrigo mi cuerpo, y tu alimento mi boca... será mi casa tus brazos, será mi almohada tu pecho...
Serán tus labios mi fuente para saciarme de vida... Serán mis ojos tu noche llena de estrellas que brillan....
No hay más gorrión que cante. El Pintor ya ha terminado el lienzo en el que pintaba a su amante. La niña ha dejado al Ruiseñor salir de su jaula. Mi profesor de la Vida ha desaparecido. El Viajero de la Luz ya no se encuentra ante la vista de la Ninfa. La escritora de este bog ha abierto las puertas de su corazón, para que su prisionero pueda encontrar la libertad.
Ha sido casi un año de maravillosos sentimientos. Ha sido casi un año de angustiantes esperas. Ha sido casi un año de intenso aprendizaje.
Pido a Dios, Mi Señor, que ilumine cada paso que des en tu camino. Y que esta hermosa experiencia sanadora que me diste en este tiempo sea grandemente premiada. No olvides, Mi Profesor de La Vida, que si tienes un problema, puedes buscarme. Yo te buscaré si no sé como tomar una desición.. No hay mejor consejero en los reinos que he recorrido.
Tu picardía, Ruiseñor, se quedan para siempre dentro de mi alma.
Pero sobre todo... Tu amante, Pintor.... nunca dejará de cantar las canciones que ha escrito para tí.
Aqui nadie ha perdido nada. Aqui ganamos sabiduría para seguir el camino.
La escritora de este Blog se romará un tiempito para buscar por los caminos otoñales de su mundo, una inspiración para volver a compartir con vosotros.
Al grito del amanecer, después de salir del baño matinal que me despierta para comenzar el nuevo día, mientras me vestía... Algo te trajo a mi mente. Yal vez haber tocado mi piel con la toalla, o tener mi mente vacía... Tal vez evocar recuerdos que son gratos para mí... Siempre es hermoso recordarte. Y siempre es emotivo. ¿A veces tú me recuerdas?... Si tuviera una respuesta afirmativa a esa pregunta, puede que anoche no hubiese llorado cuando escuché la canción que pongo en esta entrada.
"No creía que podía ver... aunque tú viniste a mí en la noche.... cuando el amanecer parecía perdido para siempre Tú me mostraste el amor a la luz de las estrellas..."
El alba sigue su curso mientras pienso, y ordeno las ideas que escribire en esta entrada. Pero son tantas que son imposibles de ordenar. Y por primera vez no quiero ordenar nada, sólo quiero sentir.
Me siento cansada de las aventuras. Cansada de tener que inventarme y entregarme, una y otra vez. Ahora estoy guardada, para el milagro del amor, cuando éste desee llegar a mi vida.
El aprendizaje ha sido grande, en poco tiempo. He entrado a la universidad de la Vida, y espero graduarme con honores, cuando a mi vida llegue un amor.... Uno que me acepte como yo soy.
Y sin embargo, inevitablemente, todos los colores de este amanecer me traen tu recuerdo. Estás tan cerca, pero a la vez tan lejos. He tenido la tentación de llamarte sólo para escuchar el sonido de tu voz. Hay algo, invisible, que se interpone. Pero al parecer mis sentimientos se niegan a morir, por más que les he querido matar enredada en las sábanas de alguien más: siguen más fuertes, cobran más vida, y aumentan su tamaño.
Tal vez sea este el rayo de vida que me mantiene en pie: el deseo de verte, de estar una vez más a tu lado, de doblegar mi mirada ante tu presencia. Todo en mí se detiene ante tu paso: desde la respiración hasta el orgullo, desde los pensamientos, hasta los latidos...
Sólo soy yo: la que te sigue desde la distancia. La que alguna vez te escuchó y recibió como el regalo más hermoso lo que me quisiste regalar. Puede que para la mayor parte de las personas haya sido muy poco, pero créeme: para mí fue suficiente. No necesité más y me hiciste muy felíz.
Y acá me encuentro: sentada en un amanecer con el cabello mojado, mirando como aclara hacia la ventana y pensando en tí. Una vez más. Y llenando este blog de tu escencia como si fuera un grito sordo diciendo que te quiero. Como si en ese grito, quisiera decirte que te extraño. Como si necesitara que supieras que te necesito. Tus manos, tus ojos negros, tu sonrisa ancha, la calidéz de tu voz y la dulzura de tus palabras. El hogar acogedor de tu forma de pensar. El camino firme de tus consejos. Lo sublime de tu incondicionalidad... Y, a pesar de tus defectos... Es así como te quiero. Es así como te he conocido. Es así como me has conquistado. Y es asi, de ese mismo modo, como día tras día, camino sola y muy lejos de ti, esperando que en algún momento, te voltees a mirar que aún sigo ahí.
Dormir en tu pecho... Acariciando con mis dedos los escuálidos bellos que adornan el torso de tu cuerpo, y recorriendo con detalle religioso cada espacio de tu cuello, del triángulo en el que resalta tu clavícula, desde donde nacen las almohadas de tu pecho, lugar de tí donde quiero perderme para dormir...
Y me deslizo, cariñosa, por tu piel que es para mí el suave pétalo de una flor, impregnando mi alma de los olores que te identifican, como una hembra huele a su macho y a su prole, para marcar su territorio. Y, con dulzura, mi mirada se pierde en tus ojos, se pierde en tu mirada la mía que te ha buscado tanto, en esos ojos negros que me desnudan cuando me miran, que me poseen cuando me observan, y que me matan cuando me ignoran...
Y te beso. Y se pierde mi boca en tu beso desnudo, y se pierde mi lengua entre tu boca tan fresca, tan sabia, la boca que calma mis hambres y mi sed, la que le dá calma a mi tormento, la que aliña mi rutina, la que me habla cuando estoy dormida...
Me quiero dormir ahí. En tu pecho. Como la bella durmiente que sueña con sus castillos y sus bosques ante la atenta mirada de su príncipe, que vela su sueño. Ahi quiero dormir serena, porque es en tu pecho donde mis sueños encuentran su reposo, donde mi camino encuentra su descanso, donde mis inquietudes encuentran su remanso... En tu pecho, con mi mejilla apoyada en tu pecho y una de mis manos conteniendo tu costado. Y tus manos acariciando mis cabellos, enredando cada uno de mis rizos en tus dedos, los dedos que día a día crean, los que me tocan...
Así me duermo.... Y me sumerjo en el más hermoso de mis sueños. El sueño en el que estás a mi lado por un momento, y me haces dormir, después de hacerme el amor... El sueño más dulce y más sencillo... el regalo más simple y más grande que me puede dar la vida.... Tú...
Hace muchos, muchos años... Vivía en un bosque muy lejano una ninfa prisionera del egoísmo del mounstro de las profundidades, que tomaba diferentes formas para conquistar a las Ninfas hermosas del bosque, y llevarlas prisioneras a su torre, donde las despojaba de su luz, sus talentos, y su belleza. Vivía pues, prisionera de este mounstro, encadenada con unas cadenas invisibles, esta ninfa que se consumía en la soledad y en la tristeza. El mounstro siempre le decía que más allá de la torre le esperaba la soledad y luego la muerte, pues en ninguna parte encontraría la seguridad, comida y abigo que encontraba siendo prisionera en la torre. Y que debería agradecer, pues ella era muy malcriada y por eso recibía ofensas, golpes y castigos, pero que debía estar agradecida de todo lo que el mounstro hacía por ella. Y, en el silencio de sus noches, la ninfa soñaba con atravesar la oscura espesura del busque del mounstro para llegar a algún bello lugar que como no lo conocía, no lo alcanzaba a imaginar. Y fue así que pasaron muchos años, mientras con su pequeña arpa de ninfa ella componía melodías que calmaban el dolor de su corazón. Un día el mounstro (que decía amarla mucho, pero la maltrataba y no permitía que nadie admirara su belleza, es más, él mismo la desfiguraba y la marcaba para que nadie se diera cuenta que la ninfa era bella) descuidó la cerradura de la puerta de la torre. Y la Ninfa, llena de temor... escapó.
Prefería la soledad y la muerte, a la esclavitud y las lágrimas. Y quiso hacer algo por ella, aunque esa desición la llevara a su final.
Caminó muchos días llena de sed y de hambre, rendida del cansancio. Dió vueltas en círculos en la profundidad del Bosque Negro, que estaba lleno de fango y arboles que parecían un laberinto impenetrable. las espinas se clavaban en su delicada piel llenandola de llagas y abriendo heridas sangrantes a cada paso que ella daba... Se sentía cansada, sin ganas de continuar, y en muchas ocasiones estuvo a punto de rendirse... Pero continuó a duras penas. Sus ojos verdes como las esmeraldas reflejaban su dolor y su cansancio. Pasaron muchas semanas y no lograba encontrar un sitio por donde salir de ese bosque y encontrar algún manantial donde beber o alguna fruta que comer... Y estaba muriendo.
En la más profunda de las soledades. En la más absurda de las situaciones: un ser tan hermoso se desvanecía. En la más triste de las circunstancias.
Y de pronto, Dios que todo lo vé, envió a un ser (que no tenemos claro que tipo de ser era), lleno de luz.
La encontró sumida en sus propias lamentaciones, llorando con las lágrimas que ya no le quedaban por las marcas en el alma y en el cuerpo que le había dejado el mounstro.
Y, dulcemente, le tomó la mano. La levantó del fango. Y caminó con ella una distancia prudente. Alimentó su alma: le dió de beber del sudor de su cuerpo, y le dió de comer de la dulzura de su carne. Fortaleció su espíritu con su voz y sus palabras. La besó, la abrazó, y la hizo darse cuenta de lo hermosa que era, aún llena de marcas... Abrigó a la ninfa con su abrazo por una distancia del camino que caminó con ella, y endulzó todo el tiempo sus oídos con sus palabras. La ninca, que estaba acostumbrada a hablar y hablar en muchos idiomas para agradar los oídos del mounstro... estaba embelesada escuchando cada palabra que salía de los labios de este hermoso ser de Luz.
De este modo, La Ninfa y el Hombre de Luz, caminaron juntos entre la oscuridad impenetrable del Bosque Negro.
Conforme pasaron los días, la Ninfa fue recuperando las fuerzas ante la atenta mirada del Hombre. Ahora habia vuelto a sonreír y a cantar, y caminaba con agilidad. El hombre, al ver sus avances, se sentía orgulloso de su progreso y se mostraba conforme. La Ninfa se sentía tan atraída por el Hombre, no podía creer que existiera tanta belleza interior y exterior en un sólo ser. Y el Hombre, que nunca pensó conocer de ese modo a la Ninfa, se encontraba inquieto, pues no quería quererla más de lo que él esperaba, y la Ninfa se dejaba querer.
Y la Ninfa como era de esperar... Se enamoró. Y el hombre, por consecuencia, se sintió perturbado.
Llegado a uno de los extremos del bosque, el Hombre tomó de las manos a La Ninfa, estrechó su cintura que ya otras veces había acariciado con deliciosa desnudez, y le señaló un camino pronunciado lleno de arboles otoñales sin decir una sola palabra. La besó y le sonrió.
Ella sabia que era una despedida.
El Hombre partió hacia un camino que iba desapareciendo conforme lo caminaba, sin detenerse a mirar hacia atrás, ante la mirada atenta de La Ninfa.... El Hombre despues de curar su alma y su espíritu, tomó su camino y desapareció.
Y la Ninfa siguió por el camino que el Hombre, antes de partir, le había mostrado. Encontró en este camino muchos manantiales y árboles fértiles llenos de frutos jugosos, plácidos árboles para dormir y muchos Hombres que la acompañaron por pequeños senderos y que saciaron el hambre y la sed de su cuerpo: pero ninguno era como El Hombre de Luz. Y conoció a otras ninfas que la acompañaron en su camino, con quienes finalmente desarrolló una hermosa amistad.....
... Cuentan los más viejos que la Ninfa sigue caminando por ese camino hasta el día de hoy. Dicen que a ratos se detiene y mira hacia atrás, buscando la silueta de El Hombre de Luz, por si viene caminando atrás de ella...
Ella seguirá por ese camino. Tiene la esperanza de que, al final del camino, El Hombre de Luz la esté esperando, y pueda volver a sentir el sabor de sus besos, y a sentir el repiquetear de su corazón enamorado. Pero si no lo vuelve a ver, no olvidará que fue precisamente ese hombre el que la libró de morir consumida por el frío y el horror del Bosque Negro.... El que curó su alma y su corazón... El que alimentó su espíritu... Y el que le mostró un camino seguro antes de cambiar de rumbo.... Nunca lo olvidará.
Tal vez no estés... Pero nunca olvidaré lo que viniste a hacer por mí...
De pronto las mañanas y tardes son más preciosas. Cada estrella tiene un brillo particular, y la luna y sus diferentes formas, me inspiran. De pronto, el día parece iluminado de un sol especial. Y sonrío más, y soy más felíz.
De pronto todo me emociona, y pensar en tí y en tu recuerdo me eleva, me sube hasta la luna y me baja de un golpe... Y vuelo, abrazada a tí, con tus propias alas, por el mundo maravilloso en el que me enseñaste a vivir.
Da igual: otoño, invierno, primavera, verano: Ha pasado casi un año, y te amo, cada vez con mayor intensidad. He caminado sobre la arena caliente de la costa, he pisado las secas hojas de los arboles, he llorado bajo la lluvia de los cielos y he contado los pétalos de las flores y sigues presente en mi memoria.
El amor, a veces, huele a dolor. No importa si soy o no correspondida: con amar, simplemente con eso, doy por realizado el milagro de Dios en mí.
Pase lo que pase... Y el tiempo que pase... Yo te amaré hasta el final de los tiempos.
De pronto todo tiene un sentido.... De pronto valió la pena el pasado... De pronto todo gira al rededor de ti...
No. No hay distancia suficiente. No hay obstáculo poderoso. No hay alejamiento eterno. No hay plazo que no se cumpla... Pase lo que pase.... Yo te amaré.
Conversando timidamente por la madrugada, tus sonrisas arrebatadoras, mis ojos verdes observándote. Creciendo la magia en el corazón de la Bella Durmiente. Es cierto: Cuando no estás buscando, cuando la intención no es esa.... encuentras.
Lo recuerdas?
Sobre tu cama, tus desesperados besos vertiendose como aguas de los manantiales sobre mi anonadado rostro... Y mis respuestas, impulsos, pensamientos y deducciones absolutamente bloqueadas...Sin la más mínima capacidad de reaccionar.
Lo recuerdas?
La compañía y el saludo día tras día. Los mensajes llenos de pimienta y picardía en medio de una reunión.... tus sonrisas cómplices al leerlos... Tus respuestas sorpresivas... Los recuerdos de ese primer encuentro, agolpándose por tu cabeza cuando te acostabas en tu cama, cuando, en la soledad de la noche, llegaban a tu mente mis aromas dulces y la suavidad de mi piel...
Lo recuerdas?
Después de hacer el amor, cuando me observabas dibujando en tu mente el contorno de tu Bella Durmiente. Y yo, apoyandome en tu pecho, timidamente... y escuchando uno a uno los rítmicos latidos de tu corazón.... Tu dulce corazón....
Te echo de menos... de verdad.... Por volverte a ver.... Yo daría cualquier cosa...
Ojos negros que me observan como dos pares de panteras cazadoras y hambrientas desde la oscuridad de tu habitación.
Manos pardas enloquecidas que se dominan para no correr a deslizarse por los rincones de mi piel blanca llena de timidéz.
Labios esponjosos que observo desde mi rincón, imaginando que los devoro con salvaje dedicación, tus labios que me provocan ansiedad, sed, calor y frío.
Un susurro, Maestro. Un susurro basta para ordenar todos mis sentidos orientados hacia tu cuerpo y hacia tu placer. Un mensaje. Una palabra. Una mirada. Y me rindo.
Y me rindo contenta, fascinada de haber sido derrotada por un Pura Sangre. Y me zambullo goloza en mi derrota, con la alegría de un crío con un caramelo. Me resigno (orgullosa) a ser la felíz perdedora entre tus piernas.
No hay nada. No hay nada mejor que tu piel. No hay nada mejor que tus besos. No hay nada mejor que el roce de tu piel con la mía, que tu desesperación al besarme y abrazarme.
Es asi, exactamente así.... donde quisiera ser derrotada absolutamente todos los días, del resto de mis días....
Como ha podido ser posible. Tantas cosas aprendidas de una sola persona. Cómo puedo, hasta el día de hoy, recordar cada una de tus palabras. Sí... Casi un ángel. ¡Aún me quedaba tanto que aprender....! Cómo pude haber perdido tu sonrisa (y por qué). ...Y ahora, vago por el mundo buscando en otra sonrisa, la sombra de la tuya... para alegrar mis momentos.
Aun cuando estoy contenta pienso en lo felíz que te ponías cuando te contaba mis felicidades. Aun cuando estoy abatida recuerdo tus consejos para ayudarme a salir adelante: nadie los ha igualado. Aún hoy, que estuve a punto de equivocarme, recordé cuando me dijiste "Guárdate para el verdadero amor..." Y retrocedí. En fin... ¡Tenía tantas ganas de escribirte!... Si alguna vez vuelves a mi blog, sabrás que escribo para tí...
Te he extrañado tanto. Pero me ha servido, pues soy más valiente que nunca. Y mi pena ha quedado guardada en el corazón. Pero en noches vulnerables como esta, sólo puedo escribirte, con los ojos llenos de lágrimas, y decirte de la forma más sincera que puedo, que te extraño.
Has sido, sin dudas, el regalo más hermoso que me ha dado Dios en momentos de debilidad. Sólo él y yo sabemos lo que hiciste por mí.
Como es posible que entre tantos millones de sonrisas que veo todos los días.... No encuentre la tuya. A veces me quedo pensando, perdida en mi escritorio de mi oficina, dónde estarás. Si alguna vez me recordarás. Porque.... Mi Profesor de La Vida... Yo te recuerdo bastante a menudo.
Ahora juego a ser La Bella Durmiente. Y a recordar el motivo por el que me llamas asi. Vivo a propósito dormida en la realidad que cada día es mejor, en mi vida. Dormida, porque ahí te encuentro. Y, Mi Profesor de la Vida... te debo este sueño hermoso en el que estoy sumida...
Quisiera comprar una sonrisa como la tuya. Quisiera que el vendedor de los Sueños Más Hermosos me venda una sonrisa de tus labios para guardarla en mi cajita del tesoro... Cada vez que me sienta sola, cada vez que quiera besarte, cada vez que te añore y necesite, o que simplemente te recuerde... Sacaré tu sonrisa para acariciarla, ponerla a mi lado, y sentirte cerca cerca, aunque estés lejos... Dios sabe en qué lugar...
Cómo ha podido ser posible un lazo tan fuerte, que no puede ser roto ni siquiera por la distancia, o por tu olvido.
Love of my life... Mi Profesor de La Vida... Te quiero.