lunes, 19 de diciembre de 2011

Corazón de Poeta.



Este cuento habla de un dulce niño... de un hombre dulce.
Uno que estaba solitario. Hasta que encontró a otra niña solitaria. A una mujer dulce.

No recuerdo el nombre de ninguno de los dos. En realidad ni siquiera sé si tenían uno.
Pero ambos tenían los ojos del color de las profundidades de los ríos que nacen de entre las montañas, rodeados de árboles.

Y se encontraron, contra toda esperanza, contra todo pronóstico, contra toda fuerza superior, en el momento más solo de sus respectivas vidas.

En la lejanía, pensaban el uno en el otro. Se escribían, se añoraban, se deseaban. El macheteaba las piedras con fuerza mientras su espalda ancha sudada se rompía con los 25 kilos del machete que sostenía en los brazos, pero en su mente estaba imaginando la última vez que le habia hecho el amor, y reviviendo ese momento en su cabeza. Ella estaba encerrada en su oficina haciendo mecánicamente las cosas que hacía todos los dias de memoria, pero secretamente pensando en los ojos verdes y los labios rojos que le consumìan el corazón.

Pero cuando los destinos y el ajetreo del dia los volvía a juntar, el planeta entero se detenía: la lluvia dejaba de caer, las mareas dejaban de gruñir, los vientos cesaban de soplar, y las flores de florecer. La gente dejaba de sufrir. Los niños dejaban de llorar. Y todo lo malo que les rodeaba se consumìa, empequeñecía, empobrecía y desaparecía con el poder de ese beso que se regalaban generoso labio con labio, lleno de caricias, con los dos pares de ojos verdes brillando como si fueran bolitas ojitos de gato....

Lindo era ese amor!

Ellos dos, que habian estado tan solos y tan perdidos en la inmensidad de un planeta... entre medio de millones y millones de personas caminando todos los dias por las mismas calles por las que ellos caminaban.... finalmente se habían encontrado. Sus caminos se habían cruzado. Simplemente pensar en eso, ya era un milagro.

Cuando pienso en ellos dos, recuerdo el milegro que es amar. Y recupero la esperanza y la fe en el amor.

Por las noches, abrazados en una humilde camita, volaban felices y muy agarrados el uno del otro en las alas de los sueños. Ella recostada en su pecho generoso. El acariciando su blanco cuerpo.

Esta historia habla de un hombre dulce y solitario que una vez conoció a una mujer dulce y solitaria en los caminos de la vida. Y no es este el final....

.... Porque este cuento tan lindo está recién comenzando.....