lunes, 14 de noviembre de 2011

Silencio



No hay amor en mi vida.
Lo he buscado pero sólo han resultado vagos espejismos muy alejados a la realidad.

Me retiro a buscar más lejos aún lo que todos llaman "amor" y tengo tantos deseos de experimentar en carne propia: sin engaños, sin mentiras, sin olvidos, sin egoísmo.

Como no tengo nada de qué escribir...
.... Me quedo en silencio hasta que sea el momento de regresar.

Entonces

CERRADO POR FALTA DE MATERIAL.


Hasta mi regreso, amigos.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El que te quiere..... te quiere.



Eres caprichoso. Actúas como el fuego que se abre camino por donde se le antoje, sin respetar nada. Te mueves según tu propia voluntad.

Y eres Impetuoso. Como el viento, nadie sabe donde irás ahora (ni tras de quien). No se puede estar segura en las orillas de tu playa, pues apenas se te antoje, vendrá un temporal que te puede dejar desolada.

Y eres inestable. Encendiendo un día la pasión arrebatadora y olvidando al día siguiente. Dejas que se enfríe todo el trabajo, como se enfría al aire la lava del volcán... y se transforma en roca, imposible de mover de ese lugar... Así tus ires y venires se quedan pegados en mi piel, y hacen que pierda el interés.

Y eres mentiroso también, pero no te das cuenta. No puedes querer a una persona y dormir sus oídos con bellas palabras un día y al otro ignorarla. Juegas con los sentimientos de otras personas...

Y eres infantil. Piensas que todos los sentimientos florecen a partir del sexo. Y aunque es importante, no lo es todo. Puede que al principio seas interesante y captures la atención de una mujer difícil de interesar... Pero pronto te delatas solo.

En fin.... Supongo que en 20 años más serás un hombre interesante. Ahora eres un niño caprichoso.

¿Apagar el fuego de la Mujer de Fuego sólo con dos días de romance?

¿Quién te crees tú?

El por qué de la pena del Sol.



Una tarde estaba llorando el sol. Lloraba con mucha tristeza, desconsoladamente, y se autoabrazaba con sus rayitos, haciéndose cariño a si mismo.
Lloraba desconsoladamente pero en silencio, sin quejarse y sin lamentarse a viva voz. Casi nadie notaba (si no lo miraba fijamente) que estaba llorando. Y de no haber puesto ojo en realidad nadie se hubiera dado cuenta, porque aunque estaba triste, seguía siendo cálido y llenando de tibieza la tierra...

-¿Por qué lloras, Sol?- Le preguntó una niña que lo miraba desde la tierra.
-Porque me siento solo, niña. En realidad nadie quiere estar conmigo. Estoy absolutamente solo en el firmamento diurno.... sin ninguna compañía, sin ningún abrazo....
-¡De qué hablas!- Respondió la niña con una carcajada -¡Por qué te quejas!!.... Si los seres humanos en la tierra nos calentamos con tus rayos cuando tenemos frío!... Siempre te estamos acompañando y somos millones!...

El sol pensó en lo que la niña le dijo. Secó sus lágrimas, respiró y le respondió:
-No me acompañan, sólo me usan. Sin mí no podrían mantener su calor... porque sus organismos no serían suficientes para autocalentarse. Me usan para que sus pieles no estén pálidas y obtienen vitaminas de mis rayos, necesarias para ustedes. Me usan como modelo para las fotografías por las que ustedes mismos son admirados, y me usan como un pretexto romántico cuando estoy cayendo por el océano al atardecer... Pero ninguno de ustedes me acompaña en realidad. Cuando el verano es fuerte y mis rayos poderosos, ustedes se esconden de mí. Cuando más caliento, ustedes me abandonan. Tienen miedo a ser quemados por mí, y se ocultan con sus aires acondicionados. Y me estudian para saber cuántos años más voy a durar brillando, porque de ello depende la supervivencia de ustedes, pero no porque no quieren que yo muera... sino porque no quieren morir ustedes..... No me acompañan, niña. Me usan. Y cuando no sirvo, me olvidan.... Y el amor funciona en ambas direcciones. Cuando solo lo das y no lo recibes... te quedas vacío como yo.

La niña no supo que contestar. Y se fue triste pensando en la respuesta del Sol. Y el Sol siguió llorando en silencio.

-¿Por qué lloras, Sol?- Preguntó un árbol que miraba plantado en su bosque lo que estaba ocurriendo.
-Porque me siento solo, árbol. En realidad nadie quiere estar conmigo. Estoy absolutamente solo en el firmamento diurno.... sin ninguna compañía, sin ningún abrazo, sin ningún amigo fraterno....
-¡Pero qué estás diciendo Sol!... Si todas las plantas de este planeta somos tus amigas!.... Por las mañanas, las flores abren sus pétalos para saludarte, y las Maravillas te siguen la trayectoria en el cielo en la medida que bailas en él durante el día!.... Nosotros, los árboles, verdeamos nuestras hojas para rendirte un homenaje, y hasta los frutos que cuelgan en los campos se sonrojan con tu presencia!...

El sol pensó en lo que el arbol le dijo. Secó sus lágrimas, respiró y le respondió:
En realidad no. No hacen nada de eso. Las plantas no son mis amigas, lo que ocurre es que me necesitan. Las flores y las maravillas abren sus pétalos y siguen mi trayectoria en el cielo para llenarse de vitaminas y ser más hermosas... Sin Sol no podrían florecer, porque no tendrían energía. Y sin Sol ustedes, los árboles, dormirían como en un invierno eterno y finalmente se secarían. Y sin Sol las frutas jamás madurarían: se malograrían, se pasmarían al nacer, y se caerían de las ramas de los frutales sin llegar a dar el dulzor de sus néctares a persona alguna. Pero cuando al perezoso invierno se le olvida llenar de nieves las montañas y de aguas las lagunas, mis rayos en el verano los queman a ustedes y sienten sed por la falta de agua, y las flores ya no son tan hermosas, y los frutos no son tan jugosos, ni los árboles son tan verdes.... y escapan de mí... En realidad no son mis amigos, Árbol. Me necesitan para vivir. Pero cuando mi amor por ustedes es muy fuerte y mis rayos muy poderosos, se alejan, y me olvidan...... Porque el amor funciona en ambas direcciones. Cuando solo lo das y no lo recibes... te quedas vacío como yo.


El Árbol no supo que contestar. Y se quedó en silencio, triste, pensando en la respuesta del Sol. Y el Sol siguió llorando en silencio.

-¿Por qué lloras, Sol?- Preguntó la luna, que comenzaba a asomarse en el cielo del atardecer tímidamente, y se dio cuenta de su pena...
-Porque me siento solo, Luna. En realidad nadie quiere estar conmigo. Estoy absolutamente solo en el firmamento diurno.... sin ninguna compañía, sin ningún abrazo, sin ningún amigo fraterno, sin ningun ser que quiera conocerme y amarme....
-¡No puedes sentirte solo teniendo tanto a tu lado, Sol!- se burló la Luna. -Tienes a las nubes, tienes el azul del cielo, tienes la aurora boreal y los picos de las montañas que casi te tocan y te acarician.....

El sol pensó en lo que la Luna le dijo. Secó sus lágrimas, respiró y le respondió:
-No, Luna. Ninguno de ellos me acompaña. Las nubes no están cerca de mí, sino que son vapores que vuelan dentro de la tierra, no cerca de mí. El cielo azul es un reflejo de mi luz y del mar, sólo una ilusión... ni siquiera es real... La aurora boreal es tan caprichosa como tú y no nace a mi lado... Sólo utiliza los efectos de los rayos para crear sus dibujos... Y las montañas jamás me acariciaron, nunca. Incluso tú, que todos los días vienes a poblar el mismo reino mío, no me acompañas... Porque prefieres la adoración de billares de estrellas más pequeñas que te acompañan y te adornan pero no te opacan, y sigues viéndote como la reina de la noche. Porque prefieres llenarte de oscuridad y de penumbras para que los viajeros campesinos se guíen por tu escasa luz.... Y tu escasa luz, Luna, también proviene de mí... Y aún así decides no quedarte conmigo. Me usas, y prefieres quedarte sola. Después de obtener de mí lo que necesitas para ser mejor.... me abandonas.... El amor funciona en ambas direcciones. Cuando solo lo das y no lo recibes... te quedas vacío como yo.


La Luna no supo que contestar. Y se quedó menguando triste, pensando en la respuesta del Sol. Y el Sol siguió llorando en silencio.

Todos sabían que el Sol tenía razón. Todos habían sido egoístas con su amor, pero esa era la naturaleza de ellos..... El Sol era más fuerte, más poderoso que todos ellos juntos, y los seres más débiles se alimentan de los más fuertes.... Nadie se había dado cuenta que El Sol necesitaba ser amado, querido, abrazado, incluso necesitaba dejar de ser tan fuerte y de tener tanta responsabilidad hacia tantos seres sólo por un día... y dejarse llevar simplemente como una botella en el mar.

El Sol estaba cansado. Cansado de dar, sin recibir.

Pasaron muchos años y nada cambió. El Sol siguió haciendose viejo y con las mismas responsabilidades y la misma soledad. Muchos niños se hicieron viejos y murieron, muchos árboles se secaron y nacieron otros, y las flores se deshojaron para dar paso a nuevas flores.... Muchas estrellas desaparecieron del firmamento y la Luna siguió creciendo, menguando, llenandose y reinventándose todos los meses con la eterna luz del sol....

... Y es que El Sol no mide su amor. Y dá vida sin que se la pidan. Y dá calor a todos los corazones que se están enfriando, sin esperar nada. Y hace que todo florezca y se llene de color para que nosotros, los humanos, veamos cosas lindas. Y nos pinta un cielo azul, y madura los frutos que comeremos. Calienta los mares para que nos bañemos, y derrite los hielos para que bebamos... Sin pedir nada.... Nada...

Cuando en tu vida aparezca un Sol.... recuerda que sólo necesita amor. Y que no te lo pedirá: tu corazón tiene que ser lo suficientemente generoso para entenderlo.

Los humanos somos egoístas. Podemos decidir entre dar y no dar. Pero siempre decidimos no dar (o la gran mayoría de las veces) porque pensamos que quedará poco para nosotros mismos. Y calmamos nuestra conciencia convenciéndonos de que otro seguramente dará lo que nos están pidiendo.
Podemos hacer felíz a una persona triste y sola con muy poco.... Solo hay que saber decidir...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pan de Estrellas....



Quiero componer canciones dulces, llenas de amor. Cantar, como un pajarillo, los sentimientos grandiosos que me salen del alma. Quiero saber lo que se siente amar, y recibir a manos llenas el amor verdadero y sin condiciones de otra persona.

Y también quiero entregar. Quiero que otra persona sea felíz por el simple motivo de tener mi cariño. Quiero regalarme por completo día a día, y reinventarme noche a noche, llena de dulzura, llena de cariño, llena de luz, llena de compañía para esa persona que logre sacar de mí lo mejor que tengo, tan escondido por las penas, tan prisionero por las heridas....

Quiero conocer dos ojos oscuros en los que me vea a mí misma cuando los observe. Quiero mirarme en tus ojos, quiero bañarme en el brillo de cada uno de ellos.

Y Quiero que tus labios sólo pronuncien mi nombre y que cada vez que lo hagan, las puertas del cielo se abran, y también las del infierno.... Porque quiero ser no solamente tu ángel protector sino también tu demonio tentador.

Quiero que tus manos me busquen en la noche, cuando dormido te sientas solo o tengas frío. Quiero que te sientas protegido al lado del calor de mi piel, y que en ella encuentres Tu Morada, Tu Casa y Tu Hogar, para siempre.

Quiero que por las noches, cuando tenga pesadillas por cosas del pasado, me tomes en tus brazos y me calmes, y me digas que no ocurre nada, porque Tu estás conmigo. Y que, al despertar y verte a mi lado, entienda que todo ha sido una pesadilla... Porque quiero que seas el más hermoso de mis sueños convertido en realidad.

Quiero que seas el regalo de Dios. Quiero que seas la otra mitad de mí. Quiero que seas mi sol y mi luna, mi agua y mi pan. Mi calor y mi frío.... mi volcán y mi mar.

Y Quiero sumergirme en las mareas profundas de tus pasiones y ahogarme entre tus brazos cuando me hagas el amor. Quiero beber cada una de las gotas de tu sudor mientras me ames, quiero comer del todo tu locura, tus ideas, tu morbo y tu desenfreno.... Quiero ser el ángel intenso que duerme al otro lado de tu cama, y que cuando quedes satisfecho de amarme, encuentres en mí la compañía incondicional de esta humilde mujer que quiere simplemente, amarte para todo el resto de la vida.

Quiero mimarte. Cocinar para ti y contigo. Quiero cuidarte si estás enfermo. Quiero quedarme a tu lado, en silencio, cuando tengas un mal día y no quieras hablar, esperando que la tormenta pase pero sin dejarte solo.

Quiero que me des tranquilidad. Quiero que los océanos de lava hirviendo que habitan en el interior de mi alma, por fin se enfríen con la dulzura de tu amor. Que me hagas olvidar lo que pasó, que me hagas atesorar lo que pasa, y que me hagas añorar lo que vendrá.

Quiero ser la fuente eterna donde calmes tu sed de compañía, amor y sexo. Y que, teniéndome, no exista otra mujer en el mundo que pueda atraer tus miradas.

Quiero ser tuya, absolutamente. Y que seas mío, incondicionalmente.

Quiero construir contigo. No sé qué, pero quiero construír firmemente, algo lindo, que dure para siempre.


Y quiero ofrendarte en agradecimiento, toda la inmensa soledad que tengo en el corazón ahora. Toda la desazón, todas las heridas que sangran todavía. Todo el abandono, y los mares de lágrimas saladas. Quiero regalarte cada segundo de amargura, cada hora de desesperación.... Y que con tu magia, construyas con todo eso, Mi Mundo Nuevo, donde podamos habitar Tú, Yo, y mis tres florecitas.

Esta canción es para Tí.
Gracias por ser así....

lunes, 7 de noviembre de 2011

Hugocho, Mentirocho....



Hugocho era un niño muy mentirocho. Le gustaba engañar a las demás personas, haciéndoles creer cosas que no eran verdad. Era algo así como Pedrito y el lobo, o como su primo lejano, el italiano Pinoccio.. pero no le crecía la naríz cuando mentía, sino que le crecía más abajito.

En el arte del engaño encontraba cierta adrenalina que le faltaba a su pobre y aburrida existencia. Y gastaba sus días robando pastelitos dulces y lindos, cubiertos de merengue rosado y blanco, de una pastelería fina... Con paciencia y esfuerzo esos pasteles podrían haber sido suyos de todas maneras pero él prefería robarlos. Era simple, era fácil y era rápido.

Cierto día, camino a la pastelería, Hugocho Mentirocho conoció a una niña llamada Ramona Tontorrona. Ramona era linda pero un poco crédula, perfecta para creer todas las mentiras de Hugocho. Sin embargo, Ramona era también muy directa y muy sincera y jamás decía mentirillas. Así que Hugocho la invitó a caminar juntos por un bosque al que Ramona nunca había ido (porque su mamá no la dejaba, se decía que habitaba en él una horrorosa bruja deforme y egoísta que secuestraba a los niños). El niño le prometió que estaría bien porque "EL" la iba a proteger. Ramona tenía miedo, pues había tenido pesadillas con el bosque aunque no lo conocía. Pero Hugocho la abrazó, la miró con sus ojos chiquititos y achinaditos y le sonrió con una sonrisa dulce y le dijo... "Vamos, amiga.... No te pasará nada. Yo SIEMPRE voy a estar contigo". Y, aunque Ramona estaba asustada, decidió confiar en Hugocho y se internó en la espesura del Bosque.

Era tarde aunque había sol aún. Hugocho llevaba comida en su lonchera que había preparado su mamá, e invitó a cenar a Ramona. Le regaló también unas flores que recogió del bosque, que es generoso en cosas hermosas. Todo marchaba bien.... Hasta que el sol comenzó a marcharse. A Hugocho lo empezaron a espantar los sonidos de la naturaleza, aunque Ramona estaba confiada, pues conocía la naturaleza y sabía que el sonido podían ser troncos enfriándose o animales del bosque, y no había que temer. Pero Hugocho, en realidad, no tenía nada de valiente. Contínuamente empezaba cosas y no las terminaba, y culpaba a los demas de su propia negligencia. Y cuando conocía gente nueva, Hugocho contaba su vida pasada "a la pinta del Sr Mentirocho", deformando la historia a su gusto y conveniencia. Y como todos terminaban sintiendo cierta pena por la mala suerte de Hugocho, él terminaba saliéndose con la suya y consiguiéndo de la gente lo que quería. Así, Hugocho lastimó a mucha gente durante los años que vivió. Entonces, dentro del bosque, perdido y con frío, además de muy asustado, esperaba que Ramona se ubicara (ya que la veía confiada y tranquila) para salir corriendo por el camino correcto y dejarla sola.

Ramona se dió cuenta que Hugocho estaba muy nervioso. Y le dió consuelo, abrazos, y confianza. Ella quería que se sintiera mejor y que tuviera claro que podrían salir, pero había que mantener la calma para poder pensar y no actuar locamente. Hugocho aprovechó la confianza que le dió Ramona y se dejó llevar.

En un momento a Ramona le pareció ver un camino a su izquierda. Cuando le comentó a Hugocho que tal vez habìa un camino para salir, el niño Mentirocho dijo que iría a investigar y se alejó de Ramona. La niña quedó preocupada porque estaba oscuro pero confiaba en su amigo nuevo. Hugocho en realidad no iría a explorar, sino que tomaría el camino que había descubierto Ramona y regresaría a casa solo. Ésa era una desición muy estúpida, ya que entre los dos podrían cuidarse.... pero en realidad no hay nada que cuestionar, ya que Hugocho siempre tomaba desiciones estúpidas.

Y se perdió entre las ramas, en busca del "CAMINO" que creía que Ramona había visto. Pasaron las horas y no regresaba, y Ramona Tontorrona (que en realidad tampoco era tan tontorrona) se sintió triste y abandonada por su amigo que a pesar de conocer recién, ya tenía su cariño. El problema de Ramona era entregar su cariño demasiado rápido, tan rápido que no le daba tiempo para conocer los sentimientos verdaderos de las personas. Así que, muy triste, se puso a llorar escondida entre las faldas de un grueso árbol que la protegía del frío y de la noche y sin darse cuenta, se quedó dormida.

A la mañana siguiente despertó sobresaltada con las voces de sus hermanos mayores, Pepecito Dulcesito y Yolanda Buenapalapachanga , que la habían buscado toda la noche. Se alegró de verlos, les contó que su amigo estaba perdido. Pepecito y Yolanda se llevaron a Ramona fuera del bosque y se fueron conversando, de la mano, a casa. El hermano mayor se fue aconsejando a su hermana menor todo el camino, dulce pero severamente.

Ramona aprendió la lección: no todos son bien intencionados y el corazón (y otras partes del cuerpo) no se entregan fácilmente sin recibir nada a cambio, porque es un intercambio de sentimientos y otras finas hierbas.

Nadie volvió a ver a Hugocho Mentirocho. El camino que tomó era la entrada directa a la casa de la Bruja espantosa del Bosque.... quien lógicamente lo encontró y no le permitió volver a salir del bosque. Hugocho Mentirocho por decir tantas mentiras y engañar a la gente para sus beneficios personales, tuvo que prestarle servicios de por vida a una bruja desagradable, egoísta, personalista y muy poco educada, y nunca más volvió a probar la dulzura de los besos y la suavidad de la piel de las niñas que no dicen mentiras, como Ramona.

Y colorín colorado... Espero que este tipo de historias (con esta última) se hayan acabado.....

nota de la escritora: Cualquier similitud con la vida real ha sido absolutamente premeditada y a propósito. Los nombres no fueron cambiados para proteger a sus dueños, sino que han sido ridiculizados y levemente modificados... Pero de todos modos, todos sabemos de quienes estamos hablando.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Umiko Y Azumi: Un cuento de (des)amor



Umiko era una joven humilde que vivía cerca de la costa. Su nombre significa "Hija del Mar". Se pasaba tardes enteras bordando flores de cerezo (porque le encantaban) en un viejo saco enorme: Sería su cubrecamas cuando ella encontrara a su otra mitad y se casara.

Umiko disfrutaba de las cosas simples de la vida. Le encantaba escuchar la canción de las mareas o el sonido de los pajarillos al amanecer. Vivía sola, y era una mujer trabajadora. Tenía una oreja grandota para escuchar a quienes necesitaran hablar, y estaba pendiente siempre de dar lo mejor de sí para otras personas... Pero cuando ella necesitaba jamás pedía ayuda... Parecía que nadie se daba cuenta que ella también podía sentir soledad.

Umiko no era ninguna santurrona.... Tenía 27 años y había estudiado en la Universidad un par de cosillas. Por su curriculum habían pasado más de un par de trabajos; en su vida de estudiante había estudiado más de un par de carreras; de su cuerpo habían bebido más de un par de hombres.... Pero era aún cándida de alma (ésa es la virginidad que en realidad más importa). Y guardaba secretamente el sueño de encontrar un amor algún día.

la experiencia con los hombres le habia enseñado a Umiko que un hombre no tiene que ser musculoso, ni guapo, ni bien dotado, ni exitoso, tampoco tener dinero, ni un buen título, o un trabajo destacado y bien remunerado... Sino que debe ser sincero, respetuoso y debe amarte. Entonces esperaba ansiosa y sin miedo a errar, que ese hombre llegara. Y le daba lo mismo como se viera, el color de sus ojos y su piel, la estatura y peso.... Ella buscaba las tres cosas de importancia: respeto, sinceridad y amor.

Y no había caso. No lo podía encontrar. Parecía que dones tan simples que en los cuentos de hadas están tan presentes, estaban extintos.

Pero llegó Azumi a su vida. Los dioses (o quien sea) lo cruzó en su camino.


Umiko comenzó a encontrar uno a uno los dones que tanto había buscado en un hombre, en Azumi. Y él se encontraba complacido de haberla conocido. Salían juntos, reían juntos, disfrutaban juntos, hablaban de cosas tristes juntos.

Pero la vida actúa de formas muy extrañas. Y cuando los hombres dicen que las mujeres se toman las cosas muy en serio, y se "enrollan", y se entregan mucho.... es verdad.

El amor en Umiko nació de forma casi instantánea, probablemente porque era lo que ella había esperado con tanta ansiedad. Pero Azumi no buscaba amor, sino momentos de distracción en buena compañía. Debo aclarar que en realidad, esto es lo que buscan todos los hombres por lo general, y las mujeres siempre quieren amor. Es el motivo de tanto corazón roto.

Pero Umiko no lo entendía. Y Azumi no quería herirla... y se alejó.

Por muchas semanas Umiko estuvo caminando cerca de la casa de Azumi, llorando. Cada una de las lágrimas que caían al suelo, hizo florecer un cerezo que en primavera todos los años se llenaba de flores. Lloró tanto que sembró de cerezos casi todos los jardines de Japón... Ella sólo quería a Azumi, su casa.... El nombre Azumi, curiosamente... significa "Hogar seguro".

Y Umiko desapareció. Azumi nunca supo donde se fue. A veces la extrañaba pero pensaba que una mujer tan encantadora seguro estaría bien.

Cuando Azumi paseaba por entre los cerezos, un viento movía las hojas y soltaba el aroma de las flores. Sentía paz en ese lugar.

Azumi nunca encontró una mujer para él. Y los cerezos que estaban cerca de su casa, nunca se secaron, por muchos años....

Cuando ya era muy viejito y estaba solo, Azumi recordó a Umiko. Hubiera sido feliz en ese momento, sus últimos momentos, teniendola como compañera a su lado. Entendió lo absurdo que fue dejarla ir simplemente por miedo a recibir tanto amor. Respiró por última vez..... Y voló.

Esa temporada, uno por uno... murieron también los cerezos.......