domingo, 6 de junio de 2010

Inalcanzable


Tal como suena la música de las olas del mar rompiendo en las rocas perdidas de la orilla, cada una de tus palabras se me han quedado grabadas en el alma.

Mientras hablabas, una parte de mí hubiese querido volar hacia tus brazos y refugiarse de las amenazas como un pollito helado bajo el ala de su madre. Una parte de mí añoraba la simple caricia cálida de tus manos, el roce de tu piel con la mía en un apretón...

Mientras reías, el pincel de mis ideas trazaba con rapidéz en el lienzo de mi memoria tu figura, a fuego, para no olvidarla hasta que el milagro del encuentro vuelva a ocurrir. Y los tambores de mi corazón eran ahogados por los océanos de mis silencios, porque no era el momento de decir nada... porque era mejor simplemente observarte y disfrutar de tu escurridiza compañía.

De pronto ha mi vida ha llegado un batallón de personas que quisieran solo una mirada de mis ojos.. y no me importa. Porque aquí, sentada a tu lado, sin hacer otra cosa que conversar, siento mi mundo más lleno que si en èl dejara entrar a todas esas personas al mismo tiempo para ocupar mi cama, que sinceramente es el único lugar en el que quieren estar.

Mientras escuchabas atentamente cada intento mío por explicarte mis problemas, mis sentidos estaban alertas a todas tus reacciones, a todos tus movimientos, a todos tus gestos. Evaluando cada una de tus muecas... cada uno de tus guiños... estudiándote completamente. La Leona rodea en la profundidad de la noche, con todos sus sentidos alerta, los desconocidos movimientos de un ser que no conoce y que, sin embargo despierta su curiosidad y su interés, aunque sin dejar de asustarla, porque es desconocido... No sabe a que se enfrenta... Y tiene miedo... Pero el miedo no la paraliza... Y la Leona quiere saber más...

Mientras hablabas mis manos (secretamente) soñaban solo con el roce de tus manos. Y en mi mente, suaves golpeaban las olas del mar rompiendo en las traviesas rocas...

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