miércoles, 2 de noviembre de 2011

Umiko Y Azumi: Un cuento de (des)amor



Umiko era una joven humilde que vivía cerca de la costa. Su nombre significa "Hija del Mar". Se pasaba tardes enteras bordando flores de cerezo (porque le encantaban) en un viejo saco enorme: Sería su cubrecamas cuando ella encontrara a su otra mitad y se casara.

Umiko disfrutaba de las cosas simples de la vida. Le encantaba escuchar la canción de las mareas o el sonido de los pajarillos al amanecer. Vivía sola, y era una mujer trabajadora. Tenía una oreja grandota para escuchar a quienes necesitaran hablar, y estaba pendiente siempre de dar lo mejor de sí para otras personas... Pero cuando ella necesitaba jamás pedía ayuda... Parecía que nadie se daba cuenta que ella también podía sentir soledad.

Umiko no era ninguna santurrona.... Tenía 27 años y había estudiado en la Universidad un par de cosillas. Por su curriculum habían pasado más de un par de trabajos; en su vida de estudiante había estudiado más de un par de carreras; de su cuerpo habían bebido más de un par de hombres.... Pero era aún cándida de alma (ésa es la virginidad que en realidad más importa). Y guardaba secretamente el sueño de encontrar un amor algún día.

la experiencia con los hombres le habia enseñado a Umiko que un hombre no tiene que ser musculoso, ni guapo, ni bien dotado, ni exitoso, tampoco tener dinero, ni un buen título, o un trabajo destacado y bien remunerado... Sino que debe ser sincero, respetuoso y debe amarte. Entonces esperaba ansiosa y sin miedo a errar, que ese hombre llegara. Y le daba lo mismo como se viera, el color de sus ojos y su piel, la estatura y peso.... Ella buscaba las tres cosas de importancia: respeto, sinceridad y amor.

Y no había caso. No lo podía encontrar. Parecía que dones tan simples que en los cuentos de hadas están tan presentes, estaban extintos.

Pero llegó Azumi a su vida. Los dioses (o quien sea) lo cruzó en su camino.


Umiko comenzó a encontrar uno a uno los dones que tanto había buscado en un hombre, en Azumi. Y él se encontraba complacido de haberla conocido. Salían juntos, reían juntos, disfrutaban juntos, hablaban de cosas tristes juntos.

Pero la vida actúa de formas muy extrañas. Y cuando los hombres dicen que las mujeres se toman las cosas muy en serio, y se "enrollan", y se entregan mucho.... es verdad.

El amor en Umiko nació de forma casi instantánea, probablemente porque era lo que ella había esperado con tanta ansiedad. Pero Azumi no buscaba amor, sino momentos de distracción en buena compañía. Debo aclarar que en realidad, esto es lo que buscan todos los hombres por lo general, y las mujeres siempre quieren amor. Es el motivo de tanto corazón roto.

Pero Umiko no lo entendía. Y Azumi no quería herirla... y se alejó.

Por muchas semanas Umiko estuvo caminando cerca de la casa de Azumi, llorando. Cada una de las lágrimas que caían al suelo, hizo florecer un cerezo que en primavera todos los años se llenaba de flores. Lloró tanto que sembró de cerezos casi todos los jardines de Japón... Ella sólo quería a Azumi, su casa.... El nombre Azumi, curiosamente... significa "Hogar seguro".

Y Umiko desapareció. Azumi nunca supo donde se fue. A veces la extrañaba pero pensaba que una mujer tan encantadora seguro estaría bien.

Cuando Azumi paseaba por entre los cerezos, un viento movía las hojas y soltaba el aroma de las flores. Sentía paz en ese lugar.

Azumi nunca encontró una mujer para él. Y los cerezos que estaban cerca de su casa, nunca se secaron, por muchos años....

Cuando ya era muy viejito y estaba solo, Azumi recordó a Umiko. Hubiera sido feliz en ese momento, sus últimos momentos, teniendola como compañera a su lado. Entendió lo absurdo que fue dejarla ir simplemente por miedo a recibir tanto amor. Respiró por última vez..... Y voló.

Esa temporada, uno por uno... murieron también los cerezos.......

2 comentarios:

  1. Ciber hermanita; creo que este cuento es uno de los mejores que escribiste hasta ahora.
    Muchos dicen que no importan los principios, que hay que vivir el momento...pero que momento uno puede vivir si este esta carente de respeto, sinceridad y amor. Lamentablemente muchos, como Azumi se dan cuenta muy tarde de esto, cuando llega su hora final descubren lo vacía que fue su vida a pesar de que afuera los cerezos aguardaban respetuosos, sinceros y desparramando, junto a su fragancia, mucho amor.
    Un ciberbesote de luz para vos y tus niños.

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