lunes, 7 de noviembre de 2011

Hugocho, Mentirocho....



Hugocho era un niño muy mentirocho. Le gustaba engañar a las demás personas, haciéndoles creer cosas que no eran verdad. Era algo así como Pedrito y el lobo, o como su primo lejano, el italiano Pinoccio.. pero no le crecía la naríz cuando mentía, sino que le crecía más abajito.

En el arte del engaño encontraba cierta adrenalina que le faltaba a su pobre y aburrida existencia. Y gastaba sus días robando pastelitos dulces y lindos, cubiertos de merengue rosado y blanco, de una pastelería fina... Con paciencia y esfuerzo esos pasteles podrían haber sido suyos de todas maneras pero él prefería robarlos. Era simple, era fácil y era rápido.

Cierto día, camino a la pastelería, Hugocho Mentirocho conoció a una niña llamada Ramona Tontorrona. Ramona era linda pero un poco crédula, perfecta para creer todas las mentiras de Hugocho. Sin embargo, Ramona era también muy directa y muy sincera y jamás decía mentirillas. Así que Hugocho la invitó a caminar juntos por un bosque al que Ramona nunca había ido (porque su mamá no la dejaba, se decía que habitaba en él una horrorosa bruja deforme y egoísta que secuestraba a los niños). El niño le prometió que estaría bien porque "EL" la iba a proteger. Ramona tenía miedo, pues había tenido pesadillas con el bosque aunque no lo conocía. Pero Hugocho la abrazó, la miró con sus ojos chiquititos y achinaditos y le sonrió con una sonrisa dulce y le dijo... "Vamos, amiga.... No te pasará nada. Yo SIEMPRE voy a estar contigo". Y, aunque Ramona estaba asustada, decidió confiar en Hugocho y se internó en la espesura del Bosque.

Era tarde aunque había sol aún. Hugocho llevaba comida en su lonchera que había preparado su mamá, e invitó a cenar a Ramona. Le regaló también unas flores que recogió del bosque, que es generoso en cosas hermosas. Todo marchaba bien.... Hasta que el sol comenzó a marcharse. A Hugocho lo empezaron a espantar los sonidos de la naturaleza, aunque Ramona estaba confiada, pues conocía la naturaleza y sabía que el sonido podían ser troncos enfriándose o animales del bosque, y no había que temer. Pero Hugocho, en realidad, no tenía nada de valiente. Contínuamente empezaba cosas y no las terminaba, y culpaba a los demas de su propia negligencia. Y cuando conocía gente nueva, Hugocho contaba su vida pasada "a la pinta del Sr Mentirocho", deformando la historia a su gusto y conveniencia. Y como todos terminaban sintiendo cierta pena por la mala suerte de Hugocho, él terminaba saliéndose con la suya y consiguiéndo de la gente lo que quería. Así, Hugocho lastimó a mucha gente durante los años que vivió. Entonces, dentro del bosque, perdido y con frío, además de muy asustado, esperaba que Ramona se ubicara (ya que la veía confiada y tranquila) para salir corriendo por el camino correcto y dejarla sola.

Ramona se dió cuenta que Hugocho estaba muy nervioso. Y le dió consuelo, abrazos, y confianza. Ella quería que se sintiera mejor y que tuviera claro que podrían salir, pero había que mantener la calma para poder pensar y no actuar locamente. Hugocho aprovechó la confianza que le dió Ramona y se dejó llevar.

En un momento a Ramona le pareció ver un camino a su izquierda. Cuando le comentó a Hugocho que tal vez habìa un camino para salir, el niño Mentirocho dijo que iría a investigar y se alejó de Ramona. La niña quedó preocupada porque estaba oscuro pero confiaba en su amigo nuevo. Hugocho en realidad no iría a explorar, sino que tomaría el camino que había descubierto Ramona y regresaría a casa solo. Ésa era una desición muy estúpida, ya que entre los dos podrían cuidarse.... pero en realidad no hay nada que cuestionar, ya que Hugocho siempre tomaba desiciones estúpidas.

Y se perdió entre las ramas, en busca del "CAMINO" que creía que Ramona había visto. Pasaron las horas y no regresaba, y Ramona Tontorrona (que en realidad tampoco era tan tontorrona) se sintió triste y abandonada por su amigo que a pesar de conocer recién, ya tenía su cariño. El problema de Ramona era entregar su cariño demasiado rápido, tan rápido que no le daba tiempo para conocer los sentimientos verdaderos de las personas. Así que, muy triste, se puso a llorar escondida entre las faldas de un grueso árbol que la protegía del frío y de la noche y sin darse cuenta, se quedó dormida.

A la mañana siguiente despertó sobresaltada con las voces de sus hermanos mayores, Pepecito Dulcesito y Yolanda Buenapalapachanga , que la habían buscado toda la noche. Se alegró de verlos, les contó que su amigo estaba perdido. Pepecito y Yolanda se llevaron a Ramona fuera del bosque y se fueron conversando, de la mano, a casa. El hermano mayor se fue aconsejando a su hermana menor todo el camino, dulce pero severamente.

Ramona aprendió la lección: no todos son bien intencionados y el corazón (y otras partes del cuerpo) no se entregan fácilmente sin recibir nada a cambio, porque es un intercambio de sentimientos y otras finas hierbas.

Nadie volvió a ver a Hugocho Mentirocho. El camino que tomó era la entrada directa a la casa de la Bruja espantosa del Bosque.... quien lógicamente lo encontró y no le permitió volver a salir del bosque. Hugocho Mentirocho por decir tantas mentiras y engañar a la gente para sus beneficios personales, tuvo que prestarle servicios de por vida a una bruja desagradable, egoísta, personalista y muy poco educada, y nunca más volvió a probar la dulzura de los besos y la suavidad de la piel de las niñas que no dicen mentiras, como Ramona.

Y colorín colorado... Espero que este tipo de historias (con esta última) se hayan acabado.....

nota de la escritora: Cualquier similitud con la vida real ha sido absolutamente premeditada y a propósito. Los nombres no fueron cambiados para proteger a sus dueños, sino que han sido ridiculizados y levemente modificados... Pero de todos modos, todos sabemos de quienes estamos hablando.

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