jueves, 5 de mayo de 2011

Hija....



Tantas estrellitas, y tantas hadas volando alrededor de tí mientras estás dormida. Si pudiera medir el amor que te tengo, no alcanzaría la medida más grande que existe... Y aún siendo mala con los números podría apostar que... no hay una medida así de grande.

Cada día. Cada paso. Cada palabra. Cada vez que avanzo. Todo es por tus hermanos y por tí.

... Y cuando te observo dormir, llenas mi alma de paz.

Volver al improvisado nido después de la destrucción que tuvimos que hacer entre nosotros cuatro (tus dos hermanitos, tú y yo), me llena de vida nuevamente, cada noche. A cada regreso.

Recuerdo cuando eras más pequeña y dormiamos juntas. Y despertabas, y te quedabas observándome sin despertarme. Y cuando abría los ojos finalmente, y veía que me estabas mirando, me abrías tu sonrisa más hermosa para darme los buenos días... como si con mi despertar hubiese salido el sol para tí.

Son esos regalos.... esas cosas tan pequeñitas... las que me hacen vivir.

Gracias Dios. No hay regalo más grande en mi vida que estar al lado de mis tres preciosuras. De mis tres cachorritos. De mis tres maravillas. Mis tres milagros.

Nunca pienses que estás sola, Catita.... ¡Jamás te abandonaré, ni a tí, ni a ninguno de tus hermanitos!... Ustedes son los tres soles que iluminan absolutamente todas mis mañanas, y las tres lunas que acompañan todas las noches que existen dentro de mi mundo.

Los amo.

Para ti, Catita. Con todo mi amor.

1 comentario: