Pensé que lo sabía todo. Pero tú sabes más que yo.
No hay dudas ni miedos: es tan simple como un beso. Todo parte desde un beso.
Y esos besos, los que me regalaste, son tan dulces. Pálidos, delicados, nacientes como los rayos de luz atrás de las montañas al alba... iluminando cada rincón de mi cuerpo lentamente pero seguro... Es cosa de tiempo...
Dame... Y te doy....
En silencio, sintiendo cada respuesta de mi cuerpo. Mis temblores, nuestra respiración, nuestras pupilas dilatadas. Nuestros cuerpos comenzando a sudar.
Y sin embargo, nunca dejaste de abrazarme, besarme, acariciarme, hablarme. ¡Qué hermoso regalo!..
Reconozco que tuve miedo. Sin embargo dentro de mi, yo sabía que aún siendo "demasiado tarde", si yo te pedía no continuar el juego, te detendrías: porque eres un caballero.
El arte de amarte. El arte del amor. El arte de descubrir cada uno de tus rincones, de besarte, de sentir la dulzura de tus caricias (que créeme... son muy dulces)
No sé como hilar este regalo de inspiración para crear. No sé como ordenarlo. Tal vez sea muy pronto, y dentro de mí se está recién engendrando el espíritu creador después de ser concebido por la pasión. Pero lo que sea que nazca de aquí, será hijo del sol y de tu ternura.... tu enorme dulzura... el grandioso don de caricias que has aprendido, con los años... a entregar.....
Gracias por ese regalo....
Bella es la luz de tu mirada.... Y dulce es tu respirar....
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